Torremilano perteneció durante casi un siglo al marquesado del Carpio, de 1660 hasta 1747.
Gaspar de Haro y Guzmán, marqués del Carpio, duque de Montoro, conde-duque de Olivares, marqués de Eliche…, era hijo de don Luis de Haro, «primer y principal ministro» del rey Felipe IV, y de Catalina Fernández de Córdoba.
Gaspar fue el segundo señor de las Siete Villas y, como comprenderán, señores de tal categoría no solían aparecer por dominios como los representados por Los Pedroches.
Pero la documentación obrante en el archivo municipal demuestra que el marqués del Carpio sí estuvo en la villa, de camino a tierras lusas.
El documento, procedente de la escribanía de Francisco de Lara, está fechado en 23 de abril de 1663. El marqués se halla presente en Torremilano a la espera de la inminente marcha a la campaña militar contra Portugal. Don Gaspar aprovecha la estancia para nombrar a don Pedro Carrillo Felguera alcalde de las Siete Villas y Conquista. El documento reseña la celebración del acto de fidelidad.
Gaspar de Haro había ingresado en prisión tras esquivar la pena de muerte acusado del atentado contra Felipe IV en febrero de 1662, durante una representación teatral en el Casón del Buen Retiro. Al final, como expiación, se le ofreció elegir entre el destierro o la participación militar en la guerra contra Portugal.
En Torremilano le acompañan numerosos soldados contratados de su pecunio en varios países, y en las propias Siete Villas se procede a reclutar más gente y a preparar todos los bagajes para ir a Portugal. También está en la villa Bartolomé García Puerto, capitán de infantería, uno de los militares de su confianza, persona que desempeñará los cargos más importantes de la villa.
La campaña portuguesa no resultó propicia y el marqués fue hecho prisionero en la batalla de Ameixial, en Estremoz, el 8 de junio de 1863, y mantenido preso en Lisboa durante los siguientes cinco años.
Una vez liberado, fue rehabilitado y designado como embajador en Roma a finales de 1671, aunque él esperaba ser nombrado valido o primer ministro en España.
Las relaciones con el papa fueron tirantes. Para evitar que la situación degenerase, en septiembre de 1682 el rey decidió su traslado y le nombró virrey de Nápoles, territorio por entonces español. El marqués partió de Roma el 2 de enero de 1683.
En esta ciudad falleció en 1687, terminando sus días como uno de los virreyes de Nápoles más importantes y estimados.
Don Gaspar es, sobre todo, recordado por ser un gran mecenas y un refinado hombre de cultura.
Heredó un gran repertorio de pinturas que fue ampliando progresivamente con obras de gran calidad. De todas ellas destaca la posesión, ya en 1651, de la Venus del espejo, de Velázquez (National Gallery, Londres).
En seis años, el tiempo que duró su embajada en Roma, reunió 1.462 pinturas, 30 álbumes de dibujos de maestros del siglo XVI y contemporáneos, amén de un numeroso conjunto de esculturas. Por otra parte, entró en contacto con numerosos artistas.
El inventario de sus posesiones en Roma en 1682–1683, antes de su partida a Nápoles, dan una imagen de don Gaspar como coleccionista de pintura, antigüedades, medallas, alhajas y libros; en sus colecciones había, entre otras, obras atribuidas a Leonardo da Vinci, Bellini, Giorgione, Tiziano, Tintoretto, Veronés, Rafael, Caravaggio, Velázquez, Rubens y Van Dyck.
José Luis González Peralbo
Estancia Gaspar de Haro en Torremilano 1663
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Fuente: Protocolos Notariales del escribano Francisco de Lara, año de 1663, folios 30 recto y vuelto y folio 42. CH165.2
